Mi viejo amigo sabe que a mi no me gusta cortar flores,
sabe que los atardeceres ocres me llenan la retina
y los azules fluyen en la constancia que es mi vida.
Mi viejo amigo no me llama princesa, ni me engalana
con palabras que perturban mi caminar raso y tranquilo.
Conoce que el almendro, es la sombra que siempre
me da cobijo y en sus hojas duermo látigos y olvido.
Mi viejo amigo, saca sonrisas de la manga de su camisa
y las dibuja en ventanas abiertas a nuevos días.
Tiene pañuelos de arco iris sobre sus hombros,
y algodones cálidos en sus abrazos.
Recolecta estrellas y perfila realidades en los sueños.
Mi viejo amigo tiene una mirada clara y otorga
siempre limpias la palabras.
Desterró de su diccionario daños y abandonos,
mentira e hipocresía, nunca aprendió a escribirlas.
Me llamó anoche mi viejo amigo para decirme
simplemente: Cuenta conmigo.
5 comentarios:
Bravo por ti y por tu viejo amigo.
Sobran las palabras porque lo dices todo en este poema que llega, llega muy dentro.
Un abrazo de Mos desde su orilla.
Eso sí que es un amigo a atesorar.
No hay palabras mejores para conocerlos.
Besos
Eso es lo bello de la amistad, que siempre acude cuando se le necesita.
Un beso
Esos son los verdaderos.
Tienes suerte de tener uno.
Anabel
Hola, soy yo, asomando la nariz ...
Uno de los mejores escritos, y mejor aún por el amigo.
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