miércoles, 1 de diciembre de 2010

El mundo, en general, no mira.

Mas allá de las palabras,
pronunciadas o silenciadas
se agolpan los gestos
impotentes, por querer hacer
y acabar en nulidad de hechos.
Nada logra dormir la convulsión
que acumula el sentimiento
ante la indiferencia del mundo.
Gritos de sangre se amontonan
en los cuatro puntos de la vida.
Germina la desesperación,
el hambre ancla su forma
en carnes de deshecho
y la miseria camina
con zapatos de tacón alto.
La vanidad del que tiene
no conoce la insuficiencia
del necesitado.
Y los ojos permanecen a oscuras
si el horizonte cae en lejano.
No suele doler la vida
de aquellos, que llamamos extraños.





1 comentario:

Mos dijo...

Vaya Maribel: Poema pesimista y con una visión al menos escéptica del mundo. Germina la duda de que haya cambios ante lo que ven los ojos.

Me recuerda mi poema PESIMISMO.

Tal vez sea una visión realista de lo que vemos a diario.

Un abrazo de Mos desde su orilla.