No voy a ser jamás, la mujer
sentada en un cómodo sillón.
Mi tendencia es más a “culo inquieto”
y no quiero detenerme con las piernas cruzadas,
las manos paradas y los
pensamientos
ausentes. Cruzaré las
piernas, si,
pero como acto reflejo cuando hablo
contigo. De las manos mejor ni te cuento,
ya conoces la inquietud de mis dedos
cuando tienen cerca tu pelo.
Y qué decir de mis pensamientos
si discurren atropellados en
mi mente
como si llegar a la meta de un hecho
fuera el más necesario de los cometidos.
No voy a ser jamás la mujer sentada...
en un cómodo sillón,
a
no ser…
que el sillón sea para dos.
1 comentario:
Muy bien dicho, Maribel.
:):):):):):):):):):)
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
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