He aprendido que ningún camino
será igual al camino ya andado,
que las horas seguirán contando
aunque los días aparezcan parados.
He aprendido, que
nada ocurre
si permanecemos sentados cuando
no hay mordaza ni cuerda suficiente
para callar nuestra voz, atar nuestras manos
si juntos nos levantamos.
He aprendido que la palabra puede ser muda
o arma sin necesidad de disparos.
Que el futuro, amenaza con ser copia del pasado
y un círculo vicioso se instala si no lo paramos
en cada uno de nuestros pasos.
Todo esto - y tanto
más- en mis carnes lo he tatuado.
Todo esto me hace saltar y buscar tu salto
y gritar: ¡BASTA!
basta ya de robar mi mañana.
Basta del dolor que implica ver el hambre y la miseria
desfilando en las miradas.
De sermones inútiles que no conducen a nada.
De plazas ocupada por cuerpos vacíos de esperanza.
¡BASTA! es hora de romper tanta desesperanza.