martes, 18 de enero de 2011

Diálogo de pupilas

En la brevedad que compartimos
se acomoda cómplice el silencio,
aquél que vive repleto de gestos.

Como danza extenuante
se atreve a competir con todo verbo.

No existen vacíos
al instalar la mirada
frente a frente.

Arranca sin freno
el diálogo de pupilas.

Se inicia el vuelo
mudo espasmo de piel, embiste
el golpe continuo y acelerado del latir.

La vida transcurre como sin prisa
y nos roza caminando de puntillas.



3 comentarios:

Mos dijo...

Muchísimas veces sobran las palabras.
Los ojos también hablan. Y quieren. Y saludan. Y te llaman. Y te insinúan.
En su color se refleja la voz callada que se esconde en cada garganta.

Me ha gustado, Maribel.

Un abrazo de Mos desde su orilla.

Trini Reina dijo...

Y qué serena es la vida a través de la pupila, cuando el alma está prespuesta a la serenidad.

Abrazos

Anabel dijo...

¡Ay! (suspiro)

¡Ay! (otro más)


Besico,

Anabel, suspirando