Las manos me piden escupir todo el sentimiento
los dedos dispuestos a ser lanza clavando letras
sobre el blanco impoluto, se muestran conformes
y empieza el vómito de palabras, el fin de los silencios.
Hoy el mundo amanece repitiendo su pasado
los pasos se encaminan a un ayer que atosiga
desesperación, nacida de despilfarro
en tiempos opulentos ocupando casas que nunca fue la mía.
Pagamos consecuencias, pagamos con bolsillos vacios
quienes nacimos para el sacrificio por designación ajena
que los que rebosan monedas no pagan nada, por lo vivido.
Vivir es un deporte de riesgo, sin cuerdas que amortigüen la caída
sin flotadores capaces de detener el ahogo
sin cinturones con agujeros suficientes
ni techos para paliar el frio.
En cada esquina crece un cartón a modo de manta
en cada plaza un banco hace de suite con vistas al cielo.
Las miradas clavadas en el presente de las aceras, rotos los paisajes
de un futuro que esconde su inicio.
Nacen impotencias, desesperos y preguntas sin respuesta
a cada paso que ejecutan gentes que no escuchan que dice el pueblo.
Mueren sueños sobre almohadas inciertas, raídas por la miseria
que atrapa a quienes la lucha les otorga indiferencia
en cada soledad existe un bolsillo vacío
Y la voz de quienes mandan impone su eco en diferentes palabras.
Aún así, mi palabra nadie la calla.
1 comentario:
ES tu momento, lo sabes.
Un beso,
Anabel
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