A esta quietud que se
abre
ante la vorágine de vida
bajo, casi de puntillas,
porque aquí
cabe todo suspiro
enardecido.
Con las manos lacradas
contra el viento que
acecha
de reseca bofetada dueño.
Desde el mismo infierno
vertido
en todos los espíritus,
que danzan
entre todos los mortales,
menos vivos.
hacia caminos perdidos,
dirigimos la vida
para abrir nuevos
destinos, inciertos y temidos.
Según la rueda va girando
y girando
sin freno en el giro.
Sobre aquello que no vivo
tras aquello que he
dormido.
2 comentarios:
No hay caminos perdidos si te conducen a nuevos destinos.
Encantado de leerte, Maribel.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
despierta!! no te pierdas esos nuevos sendero porque seguro que tienen mucho que ofrecerte, aunque temas.
un abrazo
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