domingo, 15 de abril de 2007

Oleos de un mismo verbo

No hay magia que esconda
la línea repetida del camino ancho
donde la mano apareció tendida.
Primero fueron silencios
devorados por distancias
y entre uno y otra
se filtra a hurtadillas
la desgana.
En un velo sesgado
rebota el instante
copia de mil vanidades.
El barro esculpe la misma figura
mostrándose única
a diferentes miradas
El óleo azul repite verbos
impregnados del mismo amanecer
en que danza el café
sobre la imagen.
Hoy cuando el labio es iceberg
vuelve la puerta a su oxido de años
y el hierro opaco
impide tempestad alguna
que profane el eco enmudecido.
Noches de espera transcurren
en las afueras del sentimiento
galopan larvas y cielos consecutivos,
cuencos que atrapan tobillos,
mareas de un mismo río.
Desfile de camisas blancas
y corbatas anudadas
en esferas de tiempo compartido.
Las agujas ya no marcan el instante
enmudecen los segundos
bajo oleos de un mismo verbo.

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